30/8/12

Presentación de Sórdida y drogada nº 7

    Este sábado, día 1 de Septiembre, a las 23:00, presentamos nuestro próximo número en el bar La Esencia, en Lavapiés.
   Allí repartiremos los ejemplares gratuitos y celebraremos un recital abierto en el que también participarán algunos de nuestros colaboradores más frecuentes.
    El bar La Esencia dispone del ambiente de diversión extrema y ultrasórdida necesario para el bien merecido placer y regocijo de la mejor revista del mundo. Buenos precios y ofertas.

1 de Septiembre, 23:00
C/ Esperanza, nº 8, <M> Lavapiés
Bar La Esencia:Ver en Google+

29/8/12

Mapa celeste del cuerpo, por Cuandolohasperdido


Y qué manía tienen mis lunares
(tatuaje eterno)
de recordarme los lugares
en los que tú,
algún día,
posaste el dedo.

La constelación lunar se siente sola en mi carta de piel.

28/8/12

Un poeta de la hostia, por Javier Gonzalo


Era de calaña inmiscuido,
escurridizo, calibrante.

Le gustaba jugar a asustar con los demonios
propios de cada uno, como si le leyera el pensamiento
y pusiera la vida en ello, en él.
Clientes de su mirada, 
la gente sentía el reflejo de la publicidad sin conocer el contenido,
solo a tientas de la bella profundidad de las miradas, 
del gesto que, particular, 
lo atosigaba a uno como si estuviera actuando un tranvía en vías imaginarias entre los dos sujetos.

Había un dolor extraño,
una pregunta siempre insuficiente,
mal hecha o ignorante de la respuesta;
a ciencia cierta.

23/8/12

Vida en cuatro pasos, por la Cierva


Salgo del bar con el delantal todavía en la mano. En cuatro pasos estoy en la entrada de mi casa. Mi trabajo está en el número 116 y yo vivo en el 114. La entrada principal no es para mí, en lugar de una primera puerta de cristal que da paso a una alfombra y un paragüero, mi puerta está situada a la derecha de la fachada, es de madera y la pintura se cae por las constantes lluvias torrenciales. Cuando la abro saludo a mi cubo de basura y a las moscas que lo rodean. Camino cuatro pasos con apenas espacio entre la pared del bar y la pared de la casa. En el lateral izquierdo está mi entrada. Hay un pequeño escalón con una alfombra de alambre más grande que éste y que cuando la piso se eleva haciéndome perder el equilibrio, entonces toco la pared de mi trabajo y me llevo alguna araña o gravilla que se desprende. El marco de mi puerta es una tubería que termina en un agujero en el suelo por donde sale la mierda de los desagües. El ritual es siempre el mismo: meto la llave, espanto las moscas y entro lo más deprisa que puedo para que no entre ninguna.

El olor de mi hogar consiste en tabaco rancio y trapos de cocina rancios. Los tengo colgando de los asideros del armario encima del fregadero  y nunca terminan de secarse, a pesar de que lavo mis cuatro platos una vez a la semana; el resto de días como encima de restos de comida o de restos de papel higiénico que se quedan pegados al intentar quitar las migajas.

En cuatro pasos llego a mi cama, una cama de dos pasos de ancho y dos pasos de largo. Demasiado grande para mí, ya que no suelo tener compañía muy a menudo. Y en cuatro pasos estoy en la ducha del baño. Cada vez que me quiero duchar tiro de una cuerda que avisa a los que viven en la casa principal, entonces saben que cuando abren el grifo me quitan el agua caliente y eso hace que lo disfruten aún más. Cada vez que me ducho y tiro de esa mierda de cuerda siento que estoy pidiéndoles un favor, así que hace tiempo que dejé de disfrutar de ese relajante rato. La luz natural entra por un ventanal que da a la fachada de la casa. No lo puedo abrir, así que no tengo ventilación y ya he hablado de las moscas de mi puerta. Tampoco entra luz natural porque no corro las cortinas. Prefiero estar a oscuras a que me vea todo dios que pasa por la calle y más cuando los que pasan son los clientes a los que recojo los vasos cuando van a beber al bar.

Abro una lata de cerveza, tacho el día en el calendario, aunque sean las seis de la mañana y aún queden muchas horas para el día siguiente. Enciendo la radio, siempre en la misma emisora, clásicos de los sesenta, setenta y ochenta; me sé todas las canciones. Pongo la banqueta delante del espejo del armario y me emborracho mirándome, luego hablando.

Mi cama está al lado, pero estoy tan borracha que doy cuatro pasos hasta llegar a ella.

21/8/12

Solo, de Nemo


Solo.
Mi mirada perdida
y la esperanza con ella.
Viendo noche tras noche
el rodar de una botella;
y en esta calurosa noche de agosto,
me trae el recuerdo
de otra diversión sin rostro.

Solo.
Como el rayo de luz
que se acurruca a mi lado.
Como un árbol desamparado
que resiste al viento,
que no comprende al viento
y se agita desesperado.

Solo.
Sin lagrimas ni enfado,
pero solo.
Imbuido
en un pensamiento sudado,
en un sentimiento derrotado,
en un grito desamarrado.

Solo.
Solamente solo;
mirando a la eternidad,
pero como todos,
desde el otro lado.

Solo.
Y me importaba cuando aún creía en algo,
pero ya desterré de mis noches difusas
las asediantes preguntas
de filósofo de parvulario:
aquellas que exigían significado:
¿esto para qué?, ¿esto bueno?, ¿esto malo?
Ahora sólo bebo, esnifo
y entre un manantial de risas,
ahogo lo que callo.

17/8/12

No hay poesía, por Sergio Escribano


Buscaba que la vela, aunque normal
tuviera algún secreto más
que un poco de luz tenue.
Casi me da una insolación
porque anduve muchas horas
paseando junto al mar
para ver si así algo me inspiraba.
Tantas olas tanto tiempo,
si te fijas es muy repetitivo.
Quería que me invadiera,
otra vez no sé por qué,
una frenética eyección
de versos y nunca
escribí los que esperaba.
Ni los versos de la rama
ni los del guante roto.
Ni siquiera un verso de niño
al cien por cien llegué a escribir.
Me sentaba concentrado
ante un papel en blanco,
todo un ritual, mucho silencio,
dejar las luces bajas,
meter la pluma con meticuidado
en el tintero y muy despacio
soportar la punta en el papel
para verla vaciarse.
Venga, intenta recordar,
pon un poco de música suave,
tiene que haber algo bonito
en tanto kilómetro de costa
con la misma ola todo el tiempo.
O inspírate, pensaba, en
algún verso perfecto de Machado.
Caminante no hay camino.
Y después de un rato de silencio
se hace camino al andar.
Removiendo un poco la memoria
sé que con aquella chica que
entonces añoraba en mis suspiros
sí que supe hacer cosas bonitas.
Nunca, si lo único que había delante
era sólo un papel
saqué un trozo de verso
que mereciera ser leído.
Poetas:
No hay poesía.
Y si la hay
tendrá que ser de otra manera.
Un grito sordo no es
el grito sordo de un desesperado
si el grito es de un nuevo poeta
que anda buscando inspiración.
Y las olas embrujan, sí,
pero convertir eso en poesía
es un proceso diferente,
casi un ritual; ruido
en la sombra que tal vez
cobre forma en el papel
o se vaya
en la siguiente ola.




11/8/12

Gordo cabrón, por Marcos D.C.


   El asqueroso del perro empezó a lamer en el sofá la pota de aquel gordo cabrón. Joder, tenía que salir de la casa cuanto antes. Además, el Rodri se estaría poniendo nervioso. Miré el reloj de cocina que había sobre mi cabeza; las doce y cuarto. Mierda, el cabrón del Carlitos estaba tardando demasiado y yo no podía irme sin él.

   No tardé en recibir la llamada del Rodri. Tío, ¿qué coño estáis haciendo ahí dentro? Mierda, tranquilo, estoy esperando al Carlitos, ahora salimos. Pues daos prisa, coño. Dios, no aguantaría mucho tiempo más dentro de la casa; si el Carlitos tardaba otros cinco minutos en salir, a mí me daría un puto infarto. Joder, ya me veía muerto, tirado en el suelo al lado del cuerpo inconsciente de aquel gordo cabrón que no paraba de roncar.

   Mientras encendía un nuevo cigarrillo, salió de la cocina la chica de la minifalda. Llevaba un plato de una pasta extraña que parecía paté con sesos y mostaza. ¿Quieres un poco?, me dijo. No gracias; yo... joder, yo, bueno, estoy un poco agobiado. ¿Es por el perro?, dijo mientras dejaba caer aquella pasta asquerosa sobre la tripa desnuda del gordo cabrón, ¡vamos, Sultán!, le dijo al perro. Entonces el puto perro dejó por fin la pota y se puso a lamer la pasta que se esparcía despacio sobre la tripa de aquella bola de sebo. Este gordo cabrón sólo se despierta si le haces cosquillas, me dijo la chica, pero yo paso de tocarle.

   Bueno, se acabó, aquello ya era demasiado. Le podían dar por culo al Carlitos, le esperaría en el coche, con el Rodri. Me levanté del sofá y me largué a toda hostia, sin despedirme de la chica, que dijo algo como ¿a dónde vas?

1/8/12

SÓRDIDA Y DROGADA Nº 6


PRESENTACIÓN del número 6:
 
   Estimado lector:

   Nunca vas a conocerte y nunca vas a entender todas las líneas de estas páginas.
   Si en la nevera de esta editorial  no hubiera moho de esperanzas e ideales no sería nuestra nevera.
   Cerveza no nos queda ya pero te puedes tomar una a nuestra salud.
La Duquesa de la Eternidad de los Andenes ha bajado a por tabaco mientras nos ponemos ciegos. Este mes se ha condensado bajo la presión del amor, el fracaso, la ironía y el veneno desprendido de la grasa fofa. El cuerpo necesita vitaminas.
   Y otra vez se te ha pasado el turno asomando la cabeza, la duermevela ha rebotado al otro lado del espejo en plena tormenta eléctrica y desde la corriente, emboscado entre las nubes, un grifo con alas de cucaracha la caza al vuelo y la rompe en pedazos infinitos y sale esta tinta, este residuo mutógeno que caduca las fantasías que blanden lastres.
   Esto es Sórdida y Drogada y nada más.
  Antes de paralizarte cuéntale a la gente que aquí sólo hay una manifiesta gilipollez insoportable y que esos quejidos a la nada son sólo el carburante del volumen del olor de la basura y de la voz de estas palabras.
   Pregúntate qué estás haciendo, qué está pasando dónde, redecora tu vida, hazte barroco. Hazme reír.

La Editorial

CONTENIDOS:





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