17/12/12

SÓRDIDA Y DROGADA, Nº 10

Presentación:

Estimado lector:


Aquí convertimos esquizofrenia en realidad mental.
Las pastillas nos las comemos, sí, para alucinar.
Aquí no hay esquemas, pautas, paredes, alambras, verjas.
Huímos de una sóla cosa: la Moralidad.
Adéntrate en esta estratosfera, ponte hasta el culo, nos gustan tus maneras.
Saca tu veneno, queremos verte vomitar.
Aquí nada es permanente. La bomba explota en tus manos, estallan tus ojos y revienta tu mente.
Para volver a nacer sabes lo que necesitas
y si no, escucha a esta gente indecente; o mejor,
hazle una visita al retrete y ese peso que te quitas.
Aquí nada es bueno y nada es malo.
Aquí hoy tú eres una diosa y mañana, una yonki resacosa.
Aquí hoy me sacas tus plumas de gallo y mañana, te pones de rodillas
a chuparme el rabo.
Y nosotros encantados de recibir y publicar.
De dar a contar
todo aquello que te saca los colores,
todo aquello que si tu madre supiera,
muerta en vida, la tendrías que enterrar.
Esto es Sórdida y Drogada
inmanente un instante
eternamente depravada.


La Editorial

           Enlaces a los contenidos:









     Para descargar la versión pdf haz clic EN ESTE ENLACE. Si quieres recibir ejemplares en papel de este o de otros números anteriores, escríbenos a sordidaydrogada@gmail.com

12/12/12

Sin título, de Cantinflas



    Con ojos rojos, y con la comisura de los labios aun impregnada de aquel material anaranjado, seco ya, veo la borda cada vez más apacible. Trabajo en pensar, pienso en ponerme a trabajar algún día; mas la gente trabaja para echarme de sus pensamientos. Por eso cogí este barco. Y, ¿ahora qué?, se pregunta mi parte apacible, mientras mi parte vengativa piensa en quitárselos a todos de en medio uno a uno. Podría: sólo se trata de marketing. Poner de acuerdo a todos mis miembros abotargados tras el pequeño lapsus de ayer; gilipolleces, sé la manera y no tendré ni que mover un músculo. Pero ya es tarde, ahora estoy como a dos cajetillas de tabaco de distancia  mientras, ella estará en la caseta de madera, aún bajo los efectos y preguntándose qué será aquel olor del baño. Todos aquí me miran raro, saben lo que sé; menos mal que me deshice de ese filo antes de subir. Ya me advirtieron que todo sería  así  Me levantaré, despotricaré y me tiraré, ni se darán cuenta.
    –Señor, tiene que levantarse. Éste no es sitio para estarse tumbado poniéndonos perdido todo el suelo.
    Me miran, o creo que miran, cuatro sombras desde arriba; volvemos a empezar. Ni aquí me puedo librar de esta rutina. Jamás he sido tan feliz.
     –Caballeros – comencé a escupirles–. Soy persona honrada. ¿Tengo dinero saben? Puedo decidir, a si que yo diré cuando tirarme –Vuelvo a estar arriba.
     –Oh, si tiene cartera no habrá ningún problema. Eh tu, jerezano, ponle otra a este señor y acomódale más cerca de la barandilla. Rapidito.
Todo está saliendo a pedir de boca.

10/12/12

Mi mierda es sólo mía, por Pesticida Humano


   En la mierda, estoy en la jodida mierda, lo sé. No me paro a pensar por qué estoy jodido, no es algo que me preocupe, es más, me gusta estar así. Hay quien piensa que no soy feliz. ¿Quién piensa que para ser feliz hay que estar bien? Yo soy feliz así, chapoteando y revolcándome en la montaña de mierda que llevo años acumulando, y cuanta más, mejor. Es una sensación adictiva, como las drogas que me meto día sí y día también.
   El sufrimiento, está tan en mi día a día que ya dependo de él y tengo miedo a perderlo, porque lo disfruto cada momento. Hay quien no entiende que esté bien así, yo no he pedido a nadie que lo entienda. ¿Quién coño ha pedido nada? No sé por qué se esfuerzan. No te metas en mi mierda, que es solo mía, y no la comparto con nadie. Soy feliz así.
    Hay quien piensa que estoy loco. ¿Por qué no dejan de pensar en mí? Si estoy loco, entonces me encanta estarlo, y disfruto de la locura día a día, por si desaparece. Dicen que los locos son los más felices. Yo soy el más feliz, porque soy el más loco, nadando en mi mierda, solo mía, chapoteando, tragándola y ahogándome poco a poco en los deshechos de mi locura.

30/11/12

Mi vida por un instante (Parte I), por Nemo


    Johnny tiene enfrente suya su última copa, la ha conseguido no sin esfuerzo, pues la camarera no quería servírselo dado su estado en general y el de su bolsillo en particular; pero como antes estuvo flirteando con ella le ha caído en gracia y le invita a esta última. Johnny mira fijamente la copa, saborea el momento, sabe que el trago sólo será un instante, y, luego, luego otra vez la desesperación. Alarga el momento, cada instante es ahora valioso porque espera Al Gran Instante: el de la felicidad.
    Se lo bebe de un trago, y tras un momento de regocijo su cabeza cae rendida a la barra. Hay un silencio. Y, con los ojos aún cerrados, Johnny le susurra a la madera en un tono apenas perceptible:

    Nómada escurridiza
    Delicia ingesta
    Promesa imberbe
    Señorita traviesa.
    ¡Felicidad! Tan mortal

    como los cuerpos 

    sobre los que se posa.
    La camarera, compasiva, le pregunta por qué él, un chico tan joven, se destruyó a sí mismo con tanta indiferencia. Ante lo cual, Johnny se levanta, la mira fijamente y, aunque tambaleándose un poco a los lados, la contesta con una fuerza impensable para semejante escombro etílico: 
    Estoy casi muerto, no siento nada. ¿Quién pudiera sentirse nacer o desfallecer ante algún fatalismo impuesto por la azarosa voluntad de la casualidad? Beber me mata el aburrimiento. Qué importa si bueno o malo, Sentir, sólo pido eso; sentir. Para poder vivir, aunque sea vivir mi muerte, siempre será mejor que tan sólo esperarla, si más, sentado en el trabajo o en casa. ¡Eso es! ¡Que pague la cuenta de mi vida –si es que la hay- la muerte! No dejaré que me asuste mi propio fantasma. Y, viviré, mejor dicho, sentiré; aunque sólo sea por un instante, toda la vida lo es.
    Tras decir eso, Johnny salió del bar ante la atónita mirada de la gente. Nunca volvieron a verle por el pueblo. Encontraron su ropa por el pantano. Nadie sabe lo que le paso.

28/11/12

Sin título, por Vittamina


Que no me importa
Si  jugando me haces trampas
Que yo también soy viziosa
Y prefiero
Una kuriosa ludopatía
Que camuflada la apatía con falsas alegrías.

Que no me importa
que no se te levante
porque pa echar un polvo precioso
hace falta tener ganas
Y prefiero
Un abrazo entre sábanas empapadas
que caricias que no alcanzan…

Eso sí, espero que te enteres:
Mira, compay, a mí no me ningunees
Que se teskapa  tol enkanto
que insignificante se vuelve tu kanto

Que no esperaba nada de ti
aparte de vivir
Esos ratos
echados porque sí

27/11/12

Autopsia narcisista, por Ectoplasmática


   Infinito placer autónomo, miles de maneras de recreación...pruebo texturas, ya no me basta con que tenga sabor,olor y eyacule...tu falo no sirve para mis adentros.
   Telepatía plástica, onanismo putrefacto...cientos de formas para mi recreación intima, objetos fríos, carne caliente, uñas largas traicioneras que me desgarran, pero no hay descanso: es mi momento, conmigo misma, conmigo mismo.
   Grito de placer, yo me lo proporciono, mi talento lo desgasto con mis juguetes, nadie lo merece...enloquezco con el plástico,  me emociono con mis manos...
    Peta zetas en mi coño, vibraciones en mi ano...instinto lúbrico, satisfacción incontrolable.
   Autoasfixia sin censura, no hay límite porque es mi cuerpo...espero no odiarme demasiado como para asesinarme.
   Me corro, me lo trago, me lo escupo y me restriego más vivx que nunca.

23/11/12

Los hermanos Recio, por Marcos D.C.

   Eran las cinco y media de la madrugada cuando los hermanos Recio llegaban a su casa. A esa hora yo acababa mi última lata de cerveza y renunciaba por completo a mi intento de conciliar el sueño aquella noche. Los gritos y carcajadas de Pablo y Julio Recio entraban por mi ventana desde el patio interior del edificio, mezclándose con las de las dos prostitutas que les acompañaban. Era una noche muy calurosa.
   Encendí un cigarrillo y me asomé al patio. No pude verles, pero seguía oyendo el jaleo de sus borracheras.
   Tenían un apartamento alquilado en mi mismo bloque, pero sólo lo usaban uno o dos sábados al mes, cuando venían a la capital para zanjar algunos negocios. No se trataba de nada estrictamente ilegal, simplemente eran proveedores de varios mayoristas en Mercamadrid; vendían aquí las naranjas que producían en el pueblo con sus seis o siete primos. Cuando venían a cobrar las facturas, aprovechaban el viaje para disfrutar de la ciudad. Putas, ginebra y farlopa eran su menú preferido. Tendrían unos treinta años, quizá menos.
   Lo cierto es que no sé mucho más sobre los dos hermanos Recio; y puede que nunca llegue a hacerlo. Pero todas esas noches en que, atacado por el insomnio, escucho sus risas de madrugada desde mi pequeño salón cubierto de latas vacías y ropa sucia, pienso en cómo será la vida de estos personajes: dos chavales de pueblo que, muy de vez en cuando, se mezclan con el lado más inquieto, aberrante y divertido de esta ciudad.
   Y sin embargo, ésta nunca les atrapa. Nunca.

18/11/12

Ave María, por la Cierva



Ave María Purísima.
Sin Pecado concebida.
Padre, he pecado de nuevo, lo sé, hablamos de ello la semana pasada, pero usted me entiende Antonio, usted sabe lo que es este infierno. De verdad, Padre, que le pedí al Superior que me mandase a un colegio de niñas. ¡Pues no! Él me conoce, quiere hacerme sufrir, quiere que haga penitencia y por eso me rodea de niños pre-adolescentes, con esos cuerpecitos aún suaves y a punto de explosionar hacia la madurez.
Padre Agustín... es usted un vicioso.
¡Lo sé! Necesito despojarme de esta mente lasciva y esta mirada sucia... Padre Antonio, ayúdeme. ¡Castígueme!
Padre Agustín, súbase la toga. Le voy a dar unos azotes.
¡PLAS! ¡AY! ¡PLAS! ¡MÁS! ¡PLAS! ¡MÁS, MÁS! ¡PLAS! ¡OH DIOS, OH DIOS! ¡PLAS!