Los presentes estaban colocados alrededor del foso rectangular de manera
irregular, dejando el puesto de cabecera al hombre encargado de dar el último
adiós de parte de los vivos. Aquel hombre, entrado en los cuarenta, era el
mejor amigo del muerto. Mientras pasaban los diez minutos de cortesía, el
mejor amigo del muerto apuró de un trago las últimas gotas de la petaca y
carraspeó fuertemente hasta arrancar aquella flema hija de puta, escupiéndola
con fuerza hacia la tumba. "Ahí te vayas al infierno tú también".
A sus palabras se hizo un silencio estrepitoso y todas las miradas se
clavaron en el muerto, al que cada uno imaginaba ver tras la fina madera del
ataúd más barato del catálogo funerario.
"Señores -comenzó, mientras sacaba un cigarro de la tabaquera y lo
golpeaba secamente contra la tapa- voy a decir unas palabras en nombre de todos
antes de enterrar al muerto, creo que nos quedaremos más a gusto. Aun así no me
alargaré mucho, ya sé que estamos todos esperando para ir a beber en su
honor".
Se encendió el cigarrillo mientras las miradas se iban posando en él.
"Bueno Toni,
lo primero, ¡gracias por morirte cacho cabrón! No todos aquí deseábamos
exactamente que palmaras pero, desde luego, todos queríamos que desaparecieras
para siempre; de hecho, creo que la única persona que no ansiaba tu muerte del
todo es tu pobre madre, que no te odia porque no le quedan más fuerzas después
de perder la casa por tus deudas de juego. ¡Puto ludópata! Pero claro... para
que te paguen a ti las tuyas sí que eres un machote ¡eh! y le lías al Juanillo
con cadenas y bates y el tonto de él acaba en el trullo por tu culpa -echó otro
escupitajo a la tumba- pero, ¿a quién insultan por la calle porque eres tan
ratero de robar coches en tu puto barrio? a Carmelita, sí, que no te dejó
porque la sacaste de casa de sus padres para dejarla preñá de gemelos y la
chica tiene que aguantar que la insulten cuando saca a los críos a la calle y
¿sabes qué le llaman? ¡bastarda! ¡cornuda! y se le cae la cara de vergüenza
porque su marido se la pega con su hermana. ¡Qué asco me das Toni!
Y en lo que a mí
respecta cacho cabrón... me alegro de que estés más seco que un fiambre.
Después de arruinarme metiéndote por la tocha el bar que tanto nos costó sacar
adelante, después de acogerte en mi casa cada vez que la Carmelita te cambiaba
la cerradura, después de ir mil veces a por ti al calabozo, de pagarte mil
fianzas y mil putas... -mientras hablaba su voz comenzó a quebrarse y aquellos
recuerdos se arrejuntaban en los lacrimales de sus oscuros ojos- después de
todo... ¡te voy a echar de menos compadre!
La mente de la
gente que oía pero no escuchaba, despertó de sus recuerdos al oír tales
palabras. "¡Pero qué coño dices!, ¡Ese tipo era el diablo!"
"Lo sé, a mí
me lo van a contar... Este muerto era la reencarnación de toda la carroña
humana junta, hizo siempre lo que quiso sin importarle nada ni nadie y por eso
es el más grande de todos los aquí presentes. Así que, ¡a presentar sus
respetos al muerto señores! ¡Me cago en dios! ¡Te quiero Toni!
Dichas las
palabras, embriagado de emoción y ebrio de whisky, el mejor amigo del muerto se
tiró al foso.