30/5/12

SÓRDIDA Y DROGADA, Nº 4

Lanzamos el número 4 de Sórdida y Drogada, que puedes descargar haciendo click AQUÍ

Presentación:

Estimado lector:

   El mundo está llamando a la puerta, va a echar a rodar y quiere echarte una carrera.
   Hace una tarde preciosa. Me estoy fumando un porro mientras lees este texto tedioso y proliferan las alimañas, el humo esquiva el ruido de la realidad y se cuela entre territorio parásito y estas páginas, conmovido por el éxodo humano hacia bares y madrigueras. Y todo se llena de mierda y residuos, de supermierda con logotipo y merchandaisin soez. Pero esta mierda no es la única.
   La humanidad ha estado vomitando y se lava ahora la cara con la pota, quedándose sin maquillaje y oliendo a entrañas, sonriendo, resplandece como nunca.
   Sonríe porque es tarde otra vez para dar media vuelta.
   Olvídate de tu teoría, no te levantes.
   Tacha esta página y déjalo todo en manos de la Primavera.

La editorial
 

Contenidos del número 4 (junio de 2012)


1. Presentación de este número









 Escríbenos si quieres recibir ejemplares en papel (también de número anteriores) a sordidaydrogada@gmail.com

Iremos actualizando el blog con los textos que formarán parte del próximo número.

Miedo, por Zurriburrón


Desde los más profundos, oscuros y podridos rincones de mi organismo, siento un rechazo superlativo de la gente normal. Esas putas personas a las que sólo les interesa su diminuto y ridículo círculo en el que se relacionan, sin querer saber que existe un abanico ilimitado de experiencias y sensaciones que nunca podrán abrazar. Yo soy una de esas asquerosas personas.

Decidido a dar el paso me percato del estancamiento en el que me encuentro, un círculo vicioso que me atrapa con sus mugrientas rutinas y que hacen que me sienta seguro en él. Los amigos, las calles, mi mente, son siempre las mismas imágenes, ni siquiera soy capaz de satisfacer mi instinto animal con otra animal que no sea mi novia, por aquello de la normalidad, una puta y jodida normalidad que siendo superflua y repetitiva me transmite un halo de seguridad personal que todo lo invade ¿Seguridad ante qué? No lo sé, probablemente ante mí mismo.

28/5/12

Los edificios gastados, por Harry Winston


Los edificios gastados y llenos
de vida, de vidas, de barro vivo,
vigilaban tu paseo nocturno
mientras una colilla de buen tamaño,
desde el suelo, suplicaba tu atención.

Perdón, ¿tienes fuego?
Y nunca nadie contesta
al desgraciado que enseña sus cicatrices.

En tu bolsillo las monedas,
a cada nuevo paso,
cuchicheaban temerosas,
desesperadas por ser lo último
que en ese bolsillo cuchicheaba.

La suela de tus botas, gastada,
delataba tu sed de descanso.

Tu cabello hambriento de luna
echaba de menos la caricia de sus dedos.

Ahora piensas en tu madre
y en el polvo, en el humo,
en el pasado
mientras enchufas anfetas
y sonríes unos segundos
entre los edificios gastados.

19/5/12

El frío, el calor y la nada (Acto IV), Anónimo


Acto IV: El humanista

Desvanecido el Ser en las alturas, la nada puebla ahora la tierra de los hombres; y de la nada, nada brota. Se impone la tiniebla, el caos; todo orden resulta patético, una insignificante mota de polvo, un grano de arena en el desierto de la inhumanidad. Se apagan las luces, se enciende la llama que prenderá fuego al mundo anciano y hará de la humanidad un movimiento joven y autodestructivo hasta eliminarlo todo por completo. Los Valores se sustentan en el lodo y, poco a poco, se sumergen, amenazando con su desaparición. Los hombres ahora miran al cielo y observan al héroe Prometeo destapando el tarro y mostrándole al mundo un interior vacío.

Con destreza histórica, los ancianos más decrépitos del mundo apartan sus diferencias y rápidamente escriben los tratados del nuevo Orden, sentenciando a Prometeo, condenándole, le imponen su castigo, responden con violencia a su atrevimiento y le hacen pagar por su acto terrible. Viejos chovinistas, enajenadamente enamorados del poder, larvas al borde de la muerte, que rebañan sus últimos días trepando a empujones hasta el altar del mundo. Jueces del Cosmos.

La sentencia ha sido firme: “Tú, Prometeo, que atentas con violencia contra la Ley que doblega a los hombres de carne y hueso y que alimenta nuestra sed de gobierno, serás condenado y encerrado por siempre en el interior del tarro que tú mismo profanaste”. Y ahora los hombres contemplan a Prometeo en las alturas y sonríen y vuelven a vivir en la geometría; no ya como hijos de Dios, no como súbditos de los sagrados mandamientos, no por amor al prójimo, sino como hombres, como esclavos de los derechos humanos, escritos por las mismas manos huesudas que alzaron el tarro vacío. Ahora se erigen los mismos valores, el mismo Sistema, la misma Estructura y su dios es, desde hoy, el Hombre.

El tarro ya está lleno, ahora existe un sistema real. El Hombre es así y así deben ser ustedes.

15/5/12

Últimamente, de Homero


Echo de menos el refugio oscuro
de las noches largas.
Ese soliloquio decisivo,
ese estruendo alrededor del 
breve silencio repentino y,
de repente,
silencio absoluto.
Esa arritmia palpitante
cualquier día de la semana,
herguir en un suspiro toda la mierda panfletaria
de la vida
y  dar un palizón a cualquier plano.
Joder, que pase algo.
Me mata este amor.

9/5/12

A las cuatro de la tarde, Marcos D.C.


     Eran las cuatro de la tarde cuando entraba en casa. Yo estaba realmente contento, aunque físicamente destrozado. Llevaba más de cuarentaiocho horas seguidas de fiesta y sólo iba allí para intentar descansar un poco; al día siguiente tocaban unos colegas en las fiestas de no sé qué barrio y el fiestón estaba garantizado.

     Abrí la puerta y saludé. ¡Qué pasa, familia! Mi padre estaba en el salón, más serio de lo que yo lo había visto en mi vida, lo juro. ¿Pasa algo? Ve a tu habitación, anda, me contestó, que la mamá quiere hablar contigo. No tenía esa cara suya de “la has cagado, chaval” o “venga, trágate el rollo y ahora nos vemos una peli”; qué va, esta vez parecía ir más en serio.

    Aquello me descolocó un poco. Tenía la cabeza como una batidora entre el spiz y las emociones acumuladas. Sin decir nada, entré en la habitación. Mi madre estaba sentada en mi cama; había estado llorando.
     
     ¿Qué pasa?, ¿he hecho algo? Hijo, contestó sin mirarme, tú no puedes seguir así... Mierda, ahora me esperaba una de esas, una de las de o estudias o te buscas un curro. Joder, ya hemos hablado de eso... No, me cortó, esta vez es de verdad; vas a buscar un trabajo. Y te vas a ir de esta casa.

7/5/12

Sin título, Malec


Yo ya no seré libre como un pájaro, 
ya que te has ido 
y has dejado atadas las alas con las plumas
de tu pasaje secreto.
Libérame amor mío,
que pueda volver a conocer la carretera del Oeste
otra vez,
que conozca los fuegos de la calle,
el absentismo del canto.
Libérame amor mío,
de esta inaguantable paz,
que es el sudor de tu muerte
impreso en mi carne.

5/5/12

Tedios de mierda, por Sergio Escribano

Proyecto experimental inconcluso de días largos (Perro & Pirata)
Escuchar audio

No hagas caso de su verbo,
ni de su suerte extraña.
Ni mucho menos te motives
con el tema de surcar la primavera
o descubrir lo que te falta.
No te creas que le ha robado el rugido a los leones,
ni respuestas del tejido que te gusta,
ni imagines los tesoros
que te guarda en servilletas de papel.
Porque está sentado delante de este ordenador,
pasando el rato,
y esta noche se la va pasar disimulando que no llegas
deseando que aparezcas:
que aparezcas sórdida y drogada.