30/9/12

Manifiesto privado, por Sergio Escribano

      Todo ocurrió muy rápido. Subí al autobús, me fijé en un peinado, me senté detrás suyo y pasé la mano reiteradas veces por encima. Me miró raro y repetí la acción. “Tío, ¿qué coño haces?”, me dijo; le seguí mirando y no respondí. Bajó y bajé, “¿qué haces?”, no lo pilla todavía. “Ven, que te voy a contar algo”, le dije. Hizo ademán de cabrearse pero saqué la pistola y le dije: “al baño”.
      Se empezó a bajar los pantalones. Renuncio a ubicarme con ningún término porque me niego a asumir cualquier microcosmos, empecé a decirle, es pronto todavía. Le hice una foto con el móvil. Lo que ocurre es que hay tendencia al bloqueo, el turismo domina la experiencia. Se cagó encima, empezaba a impacientarse, pero cuando se dio la vuelta yo ya me había ido, no sé por qué apareció muerto, yo le dije que era pronto todavía.

27/9/12

Sexta semana, por Marcos D.C.



 Aquella era la primera vez que lo hacía. Me cortó el rollo y paré. Con la polla aún dentro, le pregunté a su espalda que por qué estaba llorando. Me has hecho daño, dijo. La agarré fuerte de pelo para poder girar su cabeza. Lamí una de sus lágrimas y seguí. ¡Carlos!, gimió, ¡me haces daño, joder!
Mierda, no estaba dispuesto a que me estropeara mi polvo semanal. Cerré el puño y le solté un capón en la sien. Ella empezó a llorar con más fuerza, gritando como una loca. Intenté concentrarme en su culo y no escuchar su llanto.
Cuando terminé, me vestí lo más rápido que pude. Aquella vez le dejé casi el doble de dinero. Cerré la puerta sin dejar de oír cómo gemía, tirada sobre la cama, con los pantalones bajados hasta las rodillas y mi semen cayendo por uno de sus muslos.

25/9/12

Bailando hacia la nada, por Nemo



Busqué a Dios,
y en el camino perdí la culpa.

Busqué al hombre,
y en camino perdí la ética.

Busqué el amor,
y en el camino perdí la cordura.

Busqué la belleza,
y perdí mi pincel, mi paleta,
y mi único poema con métrica.

Busqué la felicidad,
y perdí el ánimo.

Busqué la verdad,
y me perdí entre tanto camino.

Busqué y busqué y busque…

Harto de un mundo oculto
sin sendas con rumbo,
y de haberlo perdido todo
tras caer en el absurdo
de buscarme entre palabras:
bailo ahora con ojos curiosos
y con el arte de una melodía de guitarra
hacia la nada.

23/9/12

Sin miedo, por Ana Delgado

Acerco mi mano
a una jauría
de animales asustados.
Le miro a los ojos
señor policía

no le tengo miedo
usted
también
desayuna
desgracias.

El lactante crece y grita

y vomita
a marchas forzadas.
Empieza siendo algo
y se olvida de sí mismo.

¡Oh, capitán, mi capitán!


La mistela nos devora

y naufragamos entre heces.

21/9/12

Los celos, por Javier Gonzalo



Cuando ruge el viento
en contra del mar
y este no quiere saber
hoy nada
de la naturaleza que lo mueve
y arrastra tras de
los futuros cadáveres
a su corriente.

Ese día
la mar
grita desaforada
por el odio contenido
ante su brutal absurdo
de vida; a la luna
-¡Caracula, el sol te engaña!-

19/9/12

Esquizofrenia y capital (tampones y horchata), por Julio Donoso


Los tampones son más caros que la horchata.
Lo dice en un día de verano el supermercado de debajo de casa.

Menos mal que no hay que entaponar la horchata
sería pérdida vaginal de esperma de chufa
menos mal que yo ya nunca eyaculo
y sólo tengo una vagina en la cabeza
con su Monte de Venus, su Trompa de Falopio y su CLÍTORIS
pero sólo la utilizo cuando practico francés,
cuando practico alemán la cosa es más vasta y la vágina no existe
porque yo jamás tuve vagina ni se nada de alemán
tampón, horchata,vágina, francés
asociación de palabras en un día de verano en el supermercado de debajo de casa

Menos mal que tengo dinero para la compra de la horchata que me calma
pero entonces tengo que prescindir de la compra de los tampones
entonces:
¿Compro la horchata y robo los tampones
o
compro los tampones y robo la horchata?
Optaré por lo primero tal vez por lo segundo
entonces compro la horchata y robo los tampones
o compro los tampones y robo la horchata
opto al fin por lo seguro bebo la horchata
para saber si está bien
y sí, está de puta madre
pero cojo otra botella esa esta empezada
se lo digo al reponedor que repone todo en su sitio, así, hasta la hora de su muerte. Amén
en la caja pago la horchata y robo los tampones
al salir me rió
y le pregunto a una monja para que sirven los tampones y le hablo de la horchata caliente de los cojones
me para un párroco que se escandaliza
y le digo que es la bebida preferida del Papa desde su última estancia en Valencia
si de Benedicto XVI o es que no me creéis

¡AQUÍ ESTA LA JUVENTUD DEL PAPA
LA JUVENTUD DE CRISTO
ADICTO, ADICTO A BENEDICTO!

Me encierran en un siquiátrico
-intramuros- nadie me comprende

Cuando en otro supermercado otro joven ha comprado tampones y ha robado la horchata

!LA REVOLUCIÓN SE HA PRODUCIDO!

y es ahora cuando lo han proclamado Ministro del Interior

Moraleja:
roba, roba todo cuanto puedas
pero nunca de la misma manera
si compras horchata y robas tampones
diagnóstico esquizofrenia
si compras tampones y robas horchata
te conviertes en ANTONIO CAMACHO O ALFREDO PÉREZ RUBALCABA
comprar todo sería consumismo
robar todo sería latrocinio
Absténgase de su seguro de dudas
por que ahora lo tendrá más claro en la lista de la compra
en la que nunca deberá olvidar comprar: tampones u horchata
está en su mano, en su mano está

Pero que agobio de día de verano en el supermercado de debajo de casa

14/9/12

Toro de lidia, por la Cierva



 Todo estaba saliendo a la perfección.

 
 Había pillado a un buen toro de lidia y estaba lista para entrar a matar. Desde que le puse la vista encima, estuve toreándole como me había dado la gana.

 Llegamos a su casa y abrimos otra botella de tequila mientras nos quitábamos la ropa. Llevábamos una buena encima, pero aún había espacio para más.

 Esa noche iba a salir por la puerta grande con las orejas y el rabo.

 Él estaba tan cachondo que bebía para ocupar su boca y no ahogarse entre mi piel. Yo le quitaba la botella y me echaba el tequila por encima para ponérselo más fácil.

 Tenía ganas de subirme por las paredes, hacía mucho tiempo que no echaba un polvo y hacía aún más tiempo que no me encontraba con ganadería de primera.

 Me condujo a su cuarto y me tiró en la cama. Se quedó de pie mirando mi cuerpo desnudo. Yo abrí las piernas y apoyé la cabeza sobre mis brazos. Ahora me miraba el coño fijamente. Empecé a tocarme. Él cogió una silla y la colocó a mis pies. Empezó a tocarse.

 Estaba totalmente enfrascada en un placer que nacía entre mis muslos y se esparcía poco a poco, despertando cada rincón de mi cuerpo. De pronto sentí un escalofrío, una lengua húmeda intentaba echar a mis dedos para apoderarse de todo mi clítoris. Dejé el rodeo para el toro y me concentré en mis pezones.

 Mis ojos ya no veían nada y me clavaba las uñas en los muslos mientras intentaba retenerlos. No podía soportar aquello. El clímax estaba llegando y creía que me iba a morir. De pronto sentí unas ganas infinitas de gritar, trataba de contenerme, pero él también lo notaba y cada vez echaba más espuma por la boca.

 Empecé a quedarme sin aire, tomé una gran bocanada y, en el momento en el que abrí mis pulmones para expulsarlo, empleé tanta fuerza que ese aire arrastró toda la mierda de mi faringe hasta llegar a la garganta y fue el orgasmo lo que me hizo doblarme por la mitad y en vez de un grito de placer, una gran flema verde fue a parar a su cabeza. Era grande, verde oscuro y estaba envuelta en saliva espumosa.

 En cuanto vi aquel monstruo cerré las piernas con todas mis fuerzas atrapando su cabeza en mi coño. Fui incapaz de reaccionar ante aquel esperpento, no tenía un pañuelo o mi camiseta, mismamente, para limpiar aquello y las sábanas estaban a tomar por culo en el suelo. Sólo tenía mi mano y la sábana bajera para hacer desaparecer aquello, pero al pensar que después nos restregaríamos y se nos pegaría aquel moco verde y al descubrirlo tendríamos que rascarnos con la uña porque estaría seco y pegado, me entró una arcada.

 Mientras pensaba en todo esto el toro continuaba ahogándose entre mi flujo y forcejeaba con mis infinitos muslos. Cuando se desprendió de mí, el tío estaba morado. No dijo una sola palabra, se incorporó lentamente y se lanzó contra la almohada totalmente satisfecho por su trabajo.

 Me levanté y fui al baño. Eché la raba. Bebí agua y volví a rabar.

 Entré en la habitación y me vestí de espaldas a la cama.

 Abrí la puerta y eché un último vistazo. Dormía plácidamente con el gran flemón enredado en su pelo. Volví a potar antes de irme.

11/9/12

Futuro imperfecto, por Pedro Andreu



Olvidarás todo. Lo olvidarás
en la ciudad fangosa de los años.
Mi rostro, el sabor de mi boca,
el tono monocorde de mi voz.
Incluso el color rojo de mis ojos marrones
o este sábado de amarnos en la ducha.
Olvidarás mi nombre, las letras de mi nombre.
Mi apellido primero, y mi teléfono.
Olvidarás las cosas que te llamaba en la cama.
Apenas seré una sombra enferma
en las noches más viejas y más putas
que la vida depara. Apenas un momento,
dos frágiles caladas. Y luego nada.
Olvidarás que me lloraste en el linóleo
del suelo de una cocina muerta.
El título de mi peli preferida. El lado
de la cama que elegías. Quizás
hasta te olvides de que te hacía versos.
No me importa. Al menos
perdurará la nitidez caliente
de mi sexo entre tus piernas.
Sólo eso. La sensación lejana
de haber estado viva,
aquel sentirte libre y zorra
y querer mucho más.
Pero sin mí.