17/8/12

No hay poesía, por Sergio Escribano


Buscaba que la vela, aunque normal
tuviera algún secreto más
que un poco de luz tenue.
Casi me da una insolación
porque anduve muchas horas
paseando junto al mar
para ver si así algo me inspiraba.
Tantas olas tanto tiempo,
si te fijas es muy repetitivo.
Quería que me invadiera,
otra vez no sé por qué,
una frenética eyección
de versos y nunca
escribí los que esperaba.
Ni los versos de la rama
ni los del guante roto.
Ni siquiera un verso de niño
al cien por cien llegué a escribir.
Me sentaba concentrado
ante un papel en blanco,
todo un ritual, mucho silencio,
dejar las luces bajas,
meter la pluma con meticuidado
en el tintero y muy despacio
soportar la punta en el papel
para verla vaciarse.
Venga, intenta recordar,
pon un poco de música suave,
tiene que haber algo bonito
en tanto kilómetro de costa
con la misma ola todo el tiempo.
O inspírate, pensaba, en
algún verso perfecto de Machado.
Caminante no hay camino.
Y después de un rato de silencio
se hace camino al andar.
Removiendo un poco la memoria
sé que con aquella chica que
entonces añoraba en mis suspiros
sí que supe hacer cosas bonitas.
Nunca, si lo único que había delante
era sólo un papel
saqué un trozo de verso
que mereciera ser leído.
Poetas:
No hay poesía.
Y si la hay
tendrá que ser de otra manera.
Un grito sordo no es
el grito sordo de un desesperado
si el grito es de un nuevo poeta
que anda buscando inspiración.
Y las olas embrujan, sí,
pero convertir eso en poesía
es un proceso diferente,
casi un ritual; ruido
en la sombra que tal vez
cobre forma en el papel
o se vaya
en la siguiente ola.




2 comentarios: