24/10/12

Sin título, por Habitación Cuarenta

¿Aprender de él o más bien enseñarle? 
Ambas o ninguna.
Dudo que pueda verdaderamente amarlo.
Si sólo soy otra hija de puta egoísta.

Me entran los siete males cuando revivo la mirada del diablo,
sus ojos de demencia,
su estupidez y su aliento a mierda;
me duele sentirlo tan cerca de mí.

Si mi mayor miedo es que me lleven los demonios,
y echen a perder mi vida,
¿Qué temen ellos, diablos enfermizos?
¿Acaso todo? ¿LA VIDA misma les causa pavor?
Escondidos gastan menos energía,
hasta en eso escatima el rencoroso.
Ni tienen, ni pueden, ni quieren FUERZA.
¿Para qué, si les sirve la mentira?
Y allí donde ven fuerza,
la envidian, dividen,
y luego, se comen el cadáver.

¿Jugaré yo en el mismo círculo vicioso?
Y si lo hago, ¿soy zorra carroñera,
o saco de huesos de los que aún cuelga
un trozo de carne blanca, sin morder,
todavía por devorar…?

Que mi amante el león lo saboree,
que disfrute y se relama,
o que yo me atragante con ello,
pero no se lo des a los gusanos…

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