30/9/12

Manifiesto privado, por Sergio Escribano

      Todo ocurrió muy rápido. Subí al autobús, me fijé en un peinado, me senté detrás suyo y pasé la mano reiteradas veces por encima. Me miró raro y repetí la acción. “Tío, ¿qué coño haces?”, me dijo; le seguí mirando y no respondí. Bajó y bajé, “¿qué haces?”, no lo pilla todavía. “Ven, que te voy a contar algo”, le dije. Hizo ademán de cabrearse pero saqué la pistola y le dije: “al baño”.
      Se empezó a bajar los pantalones. Renuncio a ubicarme con ningún término porque me niego a asumir cualquier microcosmos, empecé a decirle, es pronto todavía. Le hice una foto con el móvil. Lo que ocurre es que hay tendencia al bloqueo, el turismo domina la experiencia. Se cagó encima, empezaba a impacientarse, pero cuando se dio la vuelta yo ya me había ido, no sé por qué apareció muerto, yo le dije que era pronto todavía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario