Acto V: el poeta
Joven
forzado a observar
la
primavera encerrado.
Lloras
y llora contigo
el
Hombre, la nada.
Joven
Prometeo, modelo
falso
de un falso público
y
excusa de un falso gobierno.
Te
miran los hombres e inspiras
en
ellos valores seniles:
justicia,
respeto, igualdad...
Encerrado
en el tarro suspiras
y
gritas sin ser escuchado.
¿Vendrá
un nuevo Prometeo
que
abra de nuevo tu jaula
y
muestre otra vez a los hombres
la
mentira de los ancianos?
Ahora
eres joven y bello
y
no temes la ausencia de fuerza.
Con
tus propios brazos le muestras
al
mundo que no eres el Hombre.
Rompes,
desde dentro,
tu
jaula de cristal
Niños,
mujeres, soldados...
observan
y lloran perdidos;
admiran
al hombre del tarro
y
ven en su dios-Hombre
a
un humano.
Ven
carne; y la nada
sustituye
al concepto de Orden.
¡No
hay ley!
No
hay humanidad,
no
hay dioses.
Nada hay.
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