2/3/13

Sida II, por la Cierva


     A medida que su cerebro procesa las palabras que he acabo de decir, su rostro comienza a cambiar de tonalidad. Rosita en los mofletes. Progresivas manchas rojas que se expanden. Bermellón intenso. De pronto se enciende la bombilla en sus ojos, que empiezan a crecer hasta casi salirse de sus órbitas. Al mismo tiempo que saca su polla, su brazo coge impulso y se extiende su mano dirección a mi cara. Yo lo veo todo a cámara lenta y aprovecho para deleitarme con los sutiles cambios de su rostro. Recibo el impacto sin apenas inmutarme. Ya no río, pero mi sonrisa permanece intacta.
     ¡Sucia perra sidosa! El grito escapa de su garganta como un trueno escupiendo relámpagos de saliva. Se echa hacia atrás mientras se sube los pantalones y busca con el culo apoyo en el escritorio para no perder el equilibrio. Esto te pasa por listillo, me digo y continúo sentada observando su reacción. ¡Lárgate de aquí antes de que te mate con mis propias manos! Yo no puedo resistirme ante tal encantadora invitación y me levanto ceremoniosamente de la silla. Aliso mi vestido amarillo y me dirijo hacia la puerta. Antes de cerrar me vuelvo para fotografiar la imagen en mi cabeza y le digo: Como dicen por ahí, el vicio mató a la polla.
     Mientras remuevo la taza de café en un bar grasiento, a pocas calles del lugar de la entrevista de trabajo, trato de contar todas las veces que me han follado a la fuerza. No lo llamo violar porque esa palabra me evoca a la iglesia y al deshonor, la suciedad, la impureza y mierdas de esas. Me parece igual de despreciable que vejar a alguien con palabras o que dar una paliza sin usar la polla. Prefiero llamar a las cosas por MIS nombres, así que follar sin mi consentimiento, con o sin fuerza, es lo que trato de recordar. Me sorprendo acordándome de varias guarras además de los cuantos cerdos. La verdad es que la de “tengo sida” es la mejor para que acaben cuanto antes. Lo de reírme ha estado bien, ahora agradezco ese trago de whisky antes de entrar y seguramente, el vino de anoche también ha hecho sus funciones.

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