A medida que su cerebro procesa las
palabras que he acabo de decir, su rostro comienza a cambiar de tonalidad.
Rosita en los mofletes. Progresivas manchas rojas que se expanden. Bermellón
intenso. De pronto se enciende la bombilla en sus ojos, que empiezan a crecer
hasta casi salirse de sus órbitas. Al mismo tiempo que saca su polla, su brazo
coge impulso y se extiende su mano dirección a mi cara. Yo lo veo todo a cámara
lenta y aprovecho para deleitarme con los sutiles cambios de su rostro. Recibo
el impacto sin apenas inmutarme. Ya no río, pero mi sonrisa permanece intacta.
¡Sucia perra sidosa! El grito escapa de su
garganta como un trueno escupiendo relámpagos de saliva. Se echa hacia atrás
mientras se sube los pantalones y busca con el culo apoyo en el escritorio para
no perder el equilibrio. Esto te pasa por listillo, me digo y continúo sentada
observando su reacción. ¡Lárgate de aquí antes de que te mate con mis propias
manos! Yo no puedo resistirme ante tal encantadora invitación y me levanto
ceremoniosamente de la silla. Aliso mi vestido amarillo y me dirijo hacia la
puerta. Antes de cerrar me vuelvo para fotografiar la imagen en mi cabeza y le
digo: Como dicen por ahí, el vicio mató a la polla.
Mientras remuevo la taza de café en un bar
grasiento, a pocas calles del lugar de la entrevista de trabajo, trato de
contar todas las veces que me han follado a la fuerza. No lo llamo violar
porque esa palabra me evoca a la iglesia y al deshonor, la suciedad, la
impureza y mierdas de esas. Me parece igual de despreciable que vejar a alguien
con palabras o que dar una paliza sin usar la polla. Prefiero llamar a las
cosas por MIS nombres, así que follar sin mi consentimiento, con o sin fuerza,
es lo que trato de recordar. Me sorprendo acordándome de varias guarras además
de los cuantos cerdos. La verdad es que la de “tengo sida” es la mejor para que
acaben cuanto antes. Lo de reírme ha estado bien, ahora agradezco ese trago de
whisky antes de entrar y seguramente, el vino de anoche también ha hecho sus
funciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario