Especial Aniversario
Bienaventurados
los malditos, los malignos, los sucios, los dragones de ojos rojos, los caídos,
los olvidados… pues suyo es el reino de la locura. Bienaventurados y bienvenidos.
Nuestra revista desprende el olor de los vagabundos arraigados al asfalto. Pero
no somos vagabundos, y eso nos da un aspecto más infectado, más ambiguo. Sí,
sí, ¡ambiguo! ¿Vais a pegarnos?
Desconfiad
de nosotros, no os prometemos nada. Pero escribidnos, escribidnos cuando
vuestros pensamientos se tropiecen ante la duda de si querer o despreciar la
(de)-generación-social de nuestra época. No odiamos ni amamos nada en concreto,
se nos hace extraño hacer juicios de valor sobre las cosas, también sobre las
personas. ¡Nihilistas!, nos llaman…. Como quieran, pero nosotros desconfiamos
de las palabras del siglo XIX y, por tanto, de sus ideales. Coño, en realidad,
desconfiamos de todos los ideales y eso forma parte de nuestro irónico
romanticismo.
No
somos narradores, sino históricos; no somos escritores, sino gente que escribe;
no somos poetas, sino jóvenes con impulsos desordenados a la hora de empuñar un
bolígrafo. Tenemos la mirada con todos los colores del mundo, pero miramos a
algo concreto, al ser humano, y nos divierte ver la desmesura de su altura y
bajeza.
Nuestra nausea es estética porque
encontramos al vómito estético.
Escríbenos, léenos u olvídanos sin sentirte mal por ello, es simple, enciérranos en la palabra malditos, en la palabra sucios, en la palabra nihilistas, y, luego, tira la llave. Pero si lees alguno de nuestros textos y sonríes, quizá, seas un bienaventurado.
Escríbenos, léenos u olvídanos sin sentirte mal por ello, es simple, enciérranos en la palabra malditos, en la palabra sucios, en la palabra nihilistas, y, luego, tira la llave. Pero si lees alguno de nuestros textos y sonríes, quizá, seas un bienaventurado.
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