9/3/13

Sin título, por Alfonso García


Un ojo solitario y fijo
arroja inmensas lágrimas
que se transforman en senos.
La última de quince pestañas
se alarga desviándose,
finalizando en espiral.

Un ardiente sol
alumbra una boca anormal
geométricamente perfecta.
Más que boca es nalga, manzana y
                                                   /pan.

Se ilumina una guitarra.
Su mástil desemboca
en laberintos de formas.
La deformidad expresa
un puño cerrado que grita
no! no! no! no!

La luna desde una esquina
se ríe malvadamente de mí.
Yo, pequeño y sentado
en una de sus puntas,
muevo una descomunal cometa
que vuela al revés.
La cometa lo sabe.
El cielo está dentro.
El rombo apunta
con un misil de corazón y senos
a un oído que habla.
El cielo está dentro.

Un ser horrible no escucha,
lleno de mocos mira hacia arriba,
olvida que no hay arriba ni abajo,
olvida que su cuerpo es un árbol.

Nubes de niño pequeño
sueltan truenos sobre raíces,
oídos, puños y mocos.
Más acá de la tormenta,
en un mar invertido,
hay un árbol que es un falo.
En el centro de una flor,
con hojas cuadradas,
una vagina parece
un ojo solitario y fijo. 


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